Italia desde el sur
Después del paso por mis orígenes, ya no seguí el viaje con la misma emoción. Había encontrado lo que buscaba. Había hallado el tesoro de los Tesor-iero = la verdad de mi historia.
De Panarea a Milazzo, ¡llegaba a la gran Sicilia! Ya después, Messina y el estrecho que une el Tirreno con el Jónico, y desde Villa San Giovanni… ¡otra vez a la península!
Messina, Sicilia
El Aspromonte y el Sila me hablaron de Calabria. Me aconsejaron que supiera moverme y que no me metiera con la ´ndrangheta*.
De Calabria entré a Basilicata, con sus escenarios cinematográficos. Pisé el cavernícola parque de la Murgia y en la ciudad subterránea conocí los Sassi de una Matera de vértigo.
Golfo de Lamezia, Calabria, Italia.
Provincia de Matera, Basilicata, Italia
Esta alucinante región ha estado habitada en grutas desde el Paleolítico superior, como la de “Los Murciélagos”: el hogar más antiguo de Italia. Pueblos prehistóricos trogloditas sobrevivieron en sus cavernas, y así fueron cumpliendo edades, evolucionando desde la Piedra.
Aprendieron el arte del pulido. Se fortalecieron con los metales. Se fueron haciendo de cobre, de bronce, de hierro, y así siguieron, fundiéndose con el fuego, resilientes, hasta alcanzar un cuento posmoderno.
Parque de la Murgia, Matera. La Basilicata, Italia
Después de su gloriosa edad de los metales, la gran Metheola fue el hogar de los romanos, tierra de lombardos, benedictinos, ortodoxos griegos, aragoneses, bizantinos y tantos otros…
Matera, Italia.
La ciudad se levanta sobre el canón de la Gravina y hace equilibrio para no caerse por el acantilado. El tejido urbano sube desde las calles que se levantan de otros techos y, así, Matera, escala hacia sus cielos, caótica, imposible, retorcida, extremadamente bella, como salida de un dibujo cavernícola Picapiedra.
Matera. La Basilicata, Italia
Matera es fantástica. Nacida de un cuento, de esos largos, que empiezan en las cavernas, horadado en la roca por nuestra Madre Tierra. Que se hace de toba, de Cobre, de Bronce, de Hierro; de invasiones y saqueos; de cultos, de magia, de pueblos fantasmas y de ese empezar otra vez de nuevo.
De los Sassi de Matera llegué a la Puglia: la capital de los trullos.
Los Trulli de Alberobello. La Puglia, Italia
Se cree que estas construcciones cilíndricas de techos cónicos, se usaron en la prehistoria para enterrar a los muertos, aunque no quedan vestigios de esto. Los trullos más antiguos que llegan a hoy, son los que se remontan al siglo XIV, en Alberobello, cuando el conde de Conversano proclama un edicto por el cual se obligaba a construir este tipo de edificaciones (sin mortero y en seco) para que pudieran ser desmontadas en caso de inspección real. De esta manera el conde no le rendía cuentas al reino de Nápoles, evitaba el envío de los impuestos y se quedaba con el vuelto.
Alberobello, La Puglia
Alberobello, La Puglia
De Alberobello alcancé la zona agrícola en busca de algún trullo abandonado.
Alberobello agrícola. La Puglia, Italia
Mi trulo campestre. Alberobello, La Puglia, Italia
Mi trullo campestre. La Puglia, Italia
Me quedé unos días. Alcancé a escuchar la sinfonía del silencio. Subir Italia no fue lo mismo que bajarla. Mientras que de norte a sur fue tirarme en tobogán a lo desconocido, de sur a norte fue otra cosa. Algo más meditativo. Sin ilusiones. Una travesía donde no escasearon las cuevas. Un salir desde adentro, como los expedicionarios del «Viaje al centro de la Tierra», cuando emergían del cráter del Strómboli.
Siguió el pueblo San Miguel, Bari, el bello Bitonto, Andriá, Barletta, Foggia, y otra vez mi Nápoles, hecha de camorra, bocinas, submundos y gambetas. Y yo, rehecha entre canales y renacimientos; perdida y encontrada desde los bosques oscuros de Dante y resurgida con mi ramita desde el Averno. Saliendo de cuevas trogloditas, embellecidas de Cobre, de Bronce, de Hierro. Rebuscando tesoros desde las islas de Eolo … y desenterrando destierros.
¡ GRACIAS ITALIA !
EL RELATO EN IMÁGENES