En Máscaras*, ya hablamos del arquetipo del personaje. Y, a lo largo de La Novela Viviente, siempre hacemos referencia al principio y el fin de todos los arquetipos: el sí mismo. Ahora toca que hablemos de la sombra: un tema que nos concierne a todos y que hace de trampolín para todas nuestras guerras cotidianas. 

 

La sombra es un tema recurrente en la literatura. De la mano del Dr. Jekill y Mr. Hide podemos reconocer la característica principal de este arquetipo: el escondite. Porque nuestra sombra, si desempeña con maestría algo, es precisamente ocultarse en la oscuridad.

 

 

La sombra

 

 

El Zeitgeist (concepto que introduce Jung – antes Hegel- y que significa el «espíritu de la época») construye, a través de muchas instituciones como la familia, la educación, los medios de comunicación, la burocracia…, un modo de entender la vida y de comunicarnos. Una hipnosis colectiva. En piloto automático, intentamos encajar en nuestro día a día como la ficha perfecta de un rompecabezas que no es el nuestro, y, para ello, mostramos una especie de escaparate: nuestras  personalidades (el arquetipo del personaje), y dejamos a oscuras todos los aspectos de nuestro ser que no queremos mirar. Somos inconscientes de la coexistencia entre este fenómeno y nuestra fachada. No es que se lo ocultemos al mundo, sino que nos lo ocultamos.

 


 

«Por muy rápido que corras, tu sombra no solo te sigue,

sino que, a veces, se te adelanta.

Pero esa sombra, también te hace un servicio.

Lo que te duele, te bendice.

La oscuridad es tu candela.

Tus límites son tu búsqueda».

Rumi

 


 

El retrato de Dorian Gray es otra huella que nos da ciertas pistas de este arquetipo que va tras nuestros pasos con deliberado sigilo. Porque, aunque intentemos escapar de ella, y escondamos el retrato, la sombra se nos aparecerá frente a nosotros de las más sorprendentes maneras.

 

Alrededor de la sombra hay blancos y negros. Cuestiones negativas como positivas, tóxicas como nutritivas. Lo que nos debilita es no verla, porque cada vez que esto ocurra, tomará vida propia y se nos hará destino. Se nos aparecerán espejos reencarnados en distintas personas y circunstancias, y esto mismo nos dolerá.

 


 

«Todo lo que ocultamos de nosotros mismos frente a la sociedad,

se proyecta en nuestra realidad bajo el disfraz del otro».

 Carl Gustav Jung

 


 

La sombra toma el mando. Se apodera de nuestro cuerpo, es imposible de domar. Cuando eso pasa, sentimos culpa, vergüenza y nos arrepentimos. Y cuanto más la reprimimos, más se rebelará. Lo cual es genial. La rebeldía siempre trae buenos presagios. Porque la sombra se proyecta al exterior y solo así podremos verla. Y vernos. Sin los otros, ¿cómo podríamos reconocernos? Re-conocernos… algo tan subestimado. Quizás, solo por ello, estamos experimentando esta experiencia del vivir. En definitiva, la sombra es camino obligado para llegar al sí mismo.

 


 

Como es arriba es abajo.

Como es adentro, es afuera.

Principio de correspondencia- Kybalion.

 


 

Y lo más notable es su propagación. Es una suerte de pandemia espiritual. Cualquier individuo que no tenga un conocimiento profundo de su yo mas esencial, es susceptible al contagio. En épocas de guerras, de crisis y hambrunas hay que ir con cuidado. Dependerá de ti observarla o no. Detenerte cada vez que algo o alguien te moleste demasiado, y verte. Porque la sombra tiene una labor: ser descubierta ¡con la luz!