Sentada entre dos sillas
«No eres una gota en el océano,
sino el océano en una sola gota».
Esta enseñanza (que se dice pronto), la hice símbolo bajo el logo de LibroLibreLibra; porque la gota (con la mar y mi barca en su interior), se trata de esta energía primordial que habita en todas las cosas: la propia creación que todos llevamos dentro.
Hablar del legado de Rumi* es para mí una especie de homenaje. Apareció en un momento especial: no solo cuando más lo necesitaba, sino y, sobre todo, cuando pude escucharlo.
«¡Oh! hábil jinete en busca del corcel,
vuelve en ti».
«Elige a quien no lleva sus cuentas,
quien no pretenda ser rico, ni tenga miedo a perder,
que no tenga interés alguno en su personalidad.
Elige al libre».
Me encontraba en un momento evolutivo en el que ya no me identificaba con nada de lo que me rodeaba. Para trabajar, interpretaba un papel; para la familia repetía el rol que había adquirido; para los amigos, reproducía personalidades que nada tenían que ver conmigo. Y así me fui fragmentando, como todos supongo, pero entonces, lo supe y viajé hacia adentro.
«Mientras el sediento busca agua,
el agua también está buscando al sediento».
La avanzada de los mongoles, allá por el año 1218, hizo que la familia de Rumi viajara de su ciudad natal Balj, Afganistán, para peregrinar los caminos de Alá hasta llegar a la Meca y, tras ella, Jordania, Siria y finalmente el sur de Anatolia, más precisamente Iconio (actual Konia), donde comunicó sus mensajes y murió, y no.
Los derviches giróvagos giran en círculo, entre el suelo y el cielo, en una danza ritual que los lleva al equilibrio que existe en la cúspide. Imitando la espiral cósmica disuelven sus formas, integrándose en cuerpo y alma.
Rumi, ya en Konia, conoció esta técnica (otra manifestación de la meditación) y, así, en un trance divino, llegó a una zona pura, al lado místico y real del islamismo, a un lugar que lo trasciende todo y que deja de ser parte del mundo musulmán para hacerse verdad que, como es ella, no pertenece a ningún partido.
«Aunque los caminos de la búsqueda son numerosos,
la búsqueda es siempre la misma».
Los sufís tienen un antiguo aforismo que dice:
“Dichoso el que tiene un alma,
dichoso el que no la tiene;
pero llanto y dolor para aquel que la tenga en embrión”.
¿Qué significa esta importante observación?
¿Qué representa esta imagen de estar sentado entre dos sillas?

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