El Vacío Existencial
Seguramente has experimentado el Vacio Existencial. Y si no lo has hecho, probablemente sea porque has estado muy ocupado en frivolidades. Si te has perdido entre las apariencias dificilmente te plantees: – ¿Cuál es el sentido de todo esto?
Sin embargo si llegaste hasta aquí, es por algo. No es casual que te enfrentes a estos renglones. Y si te resuena, ¡enhorabuena!, profundizar es el motivo por el cual estamos aquí.
Ya hemos tratado en otro artículo la importancia de transitar la tan dura aunque necesaria Noche Oscura del Alma*, pero en este caso lo trataremos desde otra perspectiva. No voy a centrarme en qué es, sino en el motivo por el cual no podremos nunca superarla. Porque si aparece la noche es para amanecerla.
Ese motivo se llama AUTOPROYECCIÓN. Me explicaré:
En medio de este vacío nos evadimos y nos autoproyectamos: término acuñado por los existencialistas que viene a significar imaginarse a uno mismo en una situación futura mejor y luego esforzarse por conseguir hacer realidad ese espejismo. Es una vida basada en una lucha incesante y gris; sin autenticidad. Joseph Campbell* llamó a esta situación “subir a lo alto de una escalera y descubrir que se apoya sobre la pared equivocada”.
Esta autoproyección al futuro nos aleja del momento presente, de nosotros mismos, y de la vida. Y de ahí el vacío existencial que no logra superarse. La vida es ahora, lo demás es ficticio.
De este fondeo al momento presente depende nada más y nada menos que nuestra felicidad. Y la felicidad es una de las pocas cosas que sí podemos controlar. Depende exclusivamente de nosotros porque no está sujeta a factores externos sino que es una actitud, una manera de asumir lo que nos pasa.
La felicidad es proponérselo. Y es fácil decirlo dirás. Y la verdad es que no. No es solo desearlo, sino practicarlo una y otra vez, como los taoístas en su práctica del contento. Aristóteles decía: «El alma es más fuerte allí donde se ejercita».
La Noche Oscura del Alma no podrá superarse si no se acepta aquel vacío existencial. Si no se palpa el sin sentido nunca sentiremos el impulso de otorgarle un sentido. Ese es nuestro trabajo aquí: Dotar de sentido la existencia.
Si pudiera en cuatro conceptos hacerte una ruta para que comiences a practicar y así alcanzar la felicidad, quizás te diría:
1- Asume tu impermanencia: Todo pasa muy rápido. Vive y conecta con el momento presente. Acepta que vas a morir.
2- Admite tu Nadiedad: Vive sin pretensiones. Sin tener que demostrar. Sé conciente de tu insignificancia. Si estás aquí no es por tu vida. Estamos sujetos a un proyecto más grande. Como las neuronas de un cerebro. Eres una partecita de un engranaje grande, muy grande, como el mismo universo.
3- Soy Todos: Quien tienes enfrente es una porción de ti. Eres tú mismo en otro cuerpo, en otra situación y en otra mente.
4- Belleza: Pon tu atención en lo bello. Hoy se sabe por las neurociencias que alguien que se ejercita en subrayar cierto aspecto de la vida fortalece las neuronas que perciben ese aspecto de la vida. La percepción es selectiva.
¿Qué vas a seleccionar?
¿Qué quieres ver?
¿Ver para creer?
¿O creer para ver?