LA CRÍTICA

 


 

LA CRÍTICA

 


 

No soy muy amiga de la crítica en general, como tampoco de los consejos (cuando no se piden). Considero que todo es subjetivo y que en definitiva nadie sabe nada en realidad. Cualquier valoración que pueda hacer es solo una perspectiva, una entre tantas otras. Toda crítica o consejo es un claro síntoma de ignorancia.

 

Hoy vamos a profundizar en la crítica destructiva, aquella que se hace con la única finalidad de acabar con la buena reputación del otro. Sus signos son:

 

– Se realiza por detrás porque no se busca el desarrollo de la consciencia de la persona criticada.

– Su objetivo es la difamación, el perjuicio, el ultraje y la propagación de una mala imagen.

– Su modus operandi es: 

  • Premeditación: una cercanía con la víctima a fin de recabar información para luego tergiversarla. Para ello utilizan la adulación. ¡Cuidado con los elogios desmedidos!
  • La falsedad en dicho vínculo.
  • La humillación.

– La causa: la envidia.

 


 

En estas sociedades inseguras e insatisfechas, muchos buscan parecer más altos rebajando al otro. Aunque esto es solo un simple efecto óptico, porque quien difama no se hace más grande en realidad (todo lo contrario), y la víctima sigue siendo lo que era, más allá de las calumnias. De hecho, todas las injurias nos evolucionan si las sabemos gestionar. No se puede alterar nuestra interioridad. Cada uno es lo que es, se haga, se diga o se piense lo contrario. 

 


 

Incluso si es una minoría, 

la verdad sigue siendo la verdad.

Mahatma Gandhi.

 


 

Como digo arriba, para criticar y desear acabar con la imagen del otro es necesario que el envidioso conozca a la víctima. Detrás de la crítica, para que sea verosímil, hay una cuota (por mas pequeña que sea) de verdad. Además, se suele envidiar a quien está en nuestro círculo social ya que lo que detona este sentimiento abrasivo es el pensar el por qué el otro tiene lo que yo no; y para ello, se necesita la comparación, y para la comparación es imprescindible una identificación que solo se da con la cercanía. No se suele envidiar a un actor exitoso desconocido, pero sí al vecino, porque te identificas con él. Analizándolo, todo este funcionamiento comienza de la perversión de la admiración. Quien ataca admira profundamente a la víctima y este sentimiento noble y positivo que nos invita a crecer se corrompe.

 

Es importante saber que la critica, lejos de ser una opinión, es sin duda una confesión del atacante. El crítico, en sus comentarios, da pistas de cómo se ve a sí mismo. En realidad no habla del otro, sino de sí. Es como si se apropiara de la imagen de su víctima y como no puede integrarla (porque cada uno es quién es), hace una suplantación de identidad, poniendo sus carencias en el otro . De esta manera, las virtudes del ultrajado quedan destrozadas.

 

Esto puede ocasionarle a la víctima graves perjuicios. No es solo «el qué dirán». El criticado será segregado, podrá perder el puesto laboral, la pérdida de su identidad (ante la crítica, la víctima adopta una actitud compensatoria, distante y una prudencia que roza lo patológico), se pueden somatizar enfermedades y hasta fantasear o ejecutar el suicidio. No es solo un chisme sin trascendencia. Es un acto de profunda maldad que minimizamos porque está normalizado. El lleva y trae es el deporte internacional por excelencia. Sin embargo, el envidioso también sufre. Por dentro lleva veneno, y el veneno quema. El envidioso vive en una gran perturbación. La sola existencia de su némesis es motivo de sufrimiento y desasosiego. Sumado a esto, con la envidia, se perpetúa su complejo de inferioridad y se entra en un bucle de lo mas retrógrado. 

 

Y aquí voy a hacer un stop. Me parece interesante este punto: ¿Cómo puede la víctima beneficiarse de la enfermedad de su verdugo?

 

Es simple. Cuando detectamos la envidia deberemos saber que algo estamos haciendo muy bien. Cada vez que me critican sé que estoy yendo por el buen camino. La crítica me da respuestas afirmativas de lo que hago y, ante esto, no podemos dar marcha atrás, al contrario. Debemos insistir en lo que somos y hacemos. No boicotearnos ni silenciarnos. Tampoco justificarnos. No hace falta que reivindiques tu imagen. Los frutos caen por sí solos. Tú céntrate en seguir trabajando en aquello que tanto se te critica. 

 

Existe una ley metafísica que nunca falla y que le podemos sacar provecho: Cuando alguien envidia envía un mensaje al universo de que es un perdedor y, a su vez, refuerza la idea de que el otro es superior. La mente de todos crea la realidad y este pensamiento (junto al sentimiento de la envidia) reforzará las virtudes del envidiado y hundirá al perdedor. Eso sí, para llegar a este punto, es fundamental que sientas gratitud ante estos actos. Estando convencido de que esta crítica se trata de admiración patológica. Tú solo sigue tu camino. 

 


 

LA CRÍTICA

 


 

Sé que podrá dolerte la mala intención de esa persona cercana, porque, como dijimos, quien te critica es alguien al que le has tenido que dar una cierta confianza, y la herida de traición que se genera de esta dinámica no es para nada bonita, es cierto. Pero, también, nunca deberás olvidar que la verdad nos hace libres y que, más tarde o más temprano, el simple hecho de que se caigan los velos es una bendición y una oportunidad de crecimiento. No hay nada más potente que la alquimia del odio externo al amor interno. El desprecio de tu entorno deberás utilizarlo para acercarte más a ti. Es su única finalidad. Aquel que nos odia nos regala la oportunidad de desarrollar nuestra grandeza que, en definitiva, se genera a partir de la comunión con nosotros mismos.

 

Con el tiempo desconfiarás de quien te adula. Porque, aunque parezca dos caras de una misma moneda, la critica y la adulación pertenecen a un mismo mecanismo. Quien te adula (que no es lo mismo que valorar), luego te criticará. Primero deberá acercarte a ti porque busca algo, y para ello te manipulará con elogios. Si tienes mucho ego, caerás en la trampa. Tu interés por ser apreciado es lo que te llevará a que te desprecien. Trabaja tu autoestima.

 

Tienes que ser bueno en lo que haces y en lo que eres sin tener en cuenta el resultado. Sin la mirada y aprobación del entorno. Sin escaparates. Por amor. Porque sí. Cuando experimentes esto, ya no entrarán aduladores/críticos a tu vida. Te ahorrarás la herida de traición y la difamación que viene tras ello. 

 

Si estás más allá de los alardes del otro, estarás más allá de las críticas. Si no te importa lo malo que puedan decir, tampoco te importará lo bueno que puedan pensar. Y cuando pase eso, el universo se pondrá de tu lado y crecerás y crecerás y seguirás creciendo utilizando a la crítica como el sensor que marca que vas por buen camino.

 


 

SE DICE DE MÍ